La Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre,de garantía integral de la libertad sexual, conocida comoley del ‘Solo sí es sí’, ha reconocido como víctimas directas a las madres de menores asesinados y asesinadas en crímenes vicarios, permitiendo el acceso directo a las ayudas estatales existentes para las víctimas de delitos violentos.
Los próximos Presupuestos Generales del Estado destinarán recursos al Consejo General de la Psicología de España para dar asistencia psicológica especializada a las madres de estas personas menores.
La Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género,Victoria Rosell, ha declarado a El Periódico de España, que «La violencia sufrida es tan devastadora que requieren un recurso específico para su recuperación”. Los datos son alarmantes: 48 menores han sido asesinados y asesinadas en España desde el 2013 (2 en el 2022) por sus padres o las parejas o ex-parejas de sus madres.
En 43 casos el agresor fue el padre; en los restantes, la pareja o ex-pareja de las madres. Además, 28 de los 48 maltratadores se suicidaron tras cometer los crímenes, por lo que no pudieron ser juzgados por sus actos.
Qué establece la nueva ley
La Ley Orgánica 10/2022 ha introducido un cambio importante: la violencia vicaria no solo forma parte de la violencia de género, sino que las madres de los y las menores asesinados/as son víctimas directas de este tipo de violencia, porque se ejerce únicamente para crear un daño irreparable a las madres.
Finalmente, se ha comprendido que, aunque las víctimas sean los hijos o hijas de la pareja o solo de la mujer (en el caso que el maltratador no sea el padre), el verdadero objetivo es la mujer.
Todo eso ha blindado el acceso a las ayudas sin necesitad de pasar a través de una interpretación judicial para averiguar si existiera una situación de dependencia entre el daño causado a la mujer y el asesinato del hijo o de la hija.
Las madres víctimas de violencia vicaria tienen garantizadas la ayuda psicológica gratuita por parte de profesionales especializados en estos tipos de traumas y, además, pueden solicitar un traslado laboral a otra ciudad para alejarse del lugar donde ocurrió el asesinato.
Amenazas y represalias
No cabe duda que la violencia vicaria -así dicha porque se sustituye a la persona en la acción directa física o psicológica de la violencia- es la más devastadora que una mujer puede sufrir.
A veces, esta forma de violencia machista empieza con las amenazas de hacer daño a sus hijos e hijas (pegar, crear una situación que podría comprometer su futuro) para que la mujer haga lo que quiere su pareja, o para que ella no le deje; incluso la mujer se ve obligada a sufrir agresiones físicas en lugar de sus criaturas para que estén a salvo. El objetivo es el control y el dominio.
Otras veces, desgraciadamente, la sumisión no es suficiente y se llega a los casos extremos de asesinatos, dejando a la madre viva físicamente pero muerta por dentro. De hecho, el abordaje psicológico de una madre que ha sufrido violencia vicaria es muy complejo y delicado, porque, además del trauma para la perdida de sus seres queridos, hay que ayudarle a quitar el sentimiento de culpa.
Roberta Sciacca
Source: www.madrid-womans-week.com